La neuropsicología

La neuropsicología es una especialidad clínica a medio camino entre la psicología y la neurología. Concretamente, la neuropsicología clínica estudia los efectos que una lesión o funcionamiento alterado en las estructuras del Sistema Nervioso Central (SNC) puede causar sobre los procesos cognitivos, emocionales y conductuales de los individuos.

¿Cuáles son las funciones de los neuropsicólogos?

  • Evaluación: Selección de las mejores pruebas de evaluación neuropsicológica para poder hacernos una idea del funcionamiento cognitivo general del sujeto. Normalmente, una buena idea es empezar con alguna batería de cribado o screening y, más adelante, administrar pruebas específicas a medida que vayamos advirtiendo dificultades en habilidades específicas.
  • Diagnóstico: La administración de las pruebas de evaluación nos permitirá observar qué procesos están afectados y a emitir un juicio diagnóstico. La corrección de las pruebas siempre implica el manejo de algunos conocimientos estadísticos básicos, ya que las puntuaciones directas se deben comparar con las puntuaciones de referencia para cada género y edad.
  • Elaboración de un plan de intervención de estimulación cognitiva y/o de rehabilitación neuropsicológica. Mientras que la estimulación cognitiva comprende todas aquellas acciones y actividades encaminadas a mejorar y a potenciar una función cognitiva concreta (por ejemplo: la memoria, la velocidad de procesamiento o la atención); la rehabilitación neuropsicológica pretende restaurar o compensar las funciones dañadas hacia el máximo nivel posible en personas que han padecido una condición médica moderada o grave.
Si bien la rehabilitación y la estimulación cognitiva difieren en su objetivo principal, las técnicas y métodos que se utilizan son bastante semejantes.

Áreas específicas de actuación: ¿Qué puede ofrecer un neuropsicólogo y qué lo diferencia de un psicólogo?

  • Participación en cirugías con el paciente despierto. Cada vez es mayor la intervención del neuropsicólogo en los hospitales, sobre todo durante la realización de cirugías donde el paciente permanece despierto. El objetivo del neuropsicólogo, además de acompañar al paciente en este proceso tan complicado, es interactuar con él para dar información al neurocirujano para que la reserción se lleve a cabo sólo sobre zonas que no afecten a la cognición, lenguaje o conducta.
  • Evaluación neuropsicológica de los pacientes tanto antes de una neurocirugía como después de la misma.
  • Evaluación de pacientes que acuden a los servicios de atención públicos o privados por una queja concreta e intervención sobre la misma. Estos pacientes pueden pertenecer a cualquier fase del proceso vital, desde la infancia (trastornos del neurodesarrollo, trastornos del lenguaje, daño cerebral adquirido, epilepsia infantil) hasta la edad adulta y la senectud (deterioro cognitivo leve, afasias, demencias, accidente cerebrovascular, etc.)
  • Neuropsicología forense. La aplicación de la neuropsicología al ámbito forense recae sobre tres ámbitos del derecho: el derecho laboral, el derecho civil y el derecho penal. En primer lugar, por ejemplo, tras un accidente, el neuropsicólogo evalúa el alcance de las secuelas para la consecución de una indemnización o incapacidad laboral si precisase. En lo que respecta al ámbito civil, el neuropsicólogo puede colaborar evaluando las capacidades de un sujeto para ejercer la tutela de un menor o bien para realizar según qué actividades. En el caso del derecho penal, el neuropsicólogo deberá evaluar el estado neuropsicológico del procesado y evaluar su posible responsabilidad y capacidad procesal en términos de imputabilidad penal.
  • Intervención en términos de estimulación y rehabilitación cognitiva sobre pacientes que así lo precisen. Sobre todo, la labor del neuropsicólogo es crucial ante cuadros degenerativos irreversibles como la demencia tipo Alzheimer, donde la estimulación cognitiva se sustenta como el único tratamiento eficaz para enlentecer el deterioro y mejorar la calidad de vida. Asimismo, el neuropsicólogo puede ser una gran ayuda cuando tratamos con niños con trastornos del neurodesarrollo (TEA, TDAH), trastornos del aprendizaje (dislexia, disgrafia, discalculia), trastornos del lenguaje, etc., donde el rendimiento escolar y psicosocial se ve afectado.
  • Intervención psicológica ante pacientes que, debido a cualquiera de estas condiciones, presentan un deterioro en su estado psicológico, afectivo o social en tal de mejorar su adaptación y funcionalidad.
  • Intervención psicológica ante pacientes psiquiátricos donde la comorbilidad neuropsicológica es un hecho insoslayable. Cuadros tales como la depresión, la ansiedad, el insomnio, la esquizofrenia, el Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC), los Trastornos de la Conducta Alimentaria (Anorexia y Bulimia) o la obesidad, han demostrado tener correlatos anatómicos, neurobiológicos y neurobioquímicos que se relacionan con alteraciones cognitivas concretas. Por ejemplo, se ha demostrado que las pacientes con anorexia presentan una menor flexibilidad cognitiva y que los pacientes con depresión presentan niveles más bajos de atención y de memoria de trabajo. En cuanto a los pacientes con TOC, se ha observado que estos presentan un rendimiento peor que los controles en la inhibición de las respuestas en tareas GO/NOGO y en la inhibición de la respuesta cognitiva mediante el test de STROOP. De esta forma, un abordaje neuropsicológico garantiza una comprensión más completa de las necesidades del paciente y posibilita un modelo de intervención más eficiente.

El cerebro no es un vaso por llenar, sino una lámpara por encender

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