Asertividad

La asertividad es la capacidad de comunicar a las personas que nos rodean nuestros sentimientos y necesidades pero sin herirlos ni ofenderlos.

Muchas veces, se considera la asertividad como un sinónimo de habilidades sociales, pero no es del todo así, ya que la asertividad es sólo la parte de las habilidades sociales que se refiere al estilo comunicacional.

Pero, además de la asertividad, existen otros dos estilos: El pasivo y el agresivo.

¿Cómo reconocer cada estilo?

A continuación puedes observar unas tablas comparativas que te ayudarán a identificarlos.

Características de los tres estilos
Respeto a uno mismoRespeto a los demás
PasividadNO
AgresividadNO
Asertividad
Yo pierdo, tú ganas
SUMISIÓN
Yo pierdo, tú pierdes
EVASIÓN
Yo gano, tú pierdes
AGRESIVIDAD
Yo gano, tú ganas
ASERTIVIDAD

Seguramente, habrás podido identificarte en alguno de ellos y habrás podido reconocer a amigos, familiares y conocidos en uno de los tres estilos. También habrás podido comprobar que hay personas que reúnen características de varios estilos y es que hay veces que, según las circunstancias o las personas con las que nos encontremos, podemos ser más agresivos o más pasivos.

También habrás podido comprobar que hay personas que mezclan un estilo agresivo y pasivo a la vez: son las llamadas pasivo-agresivas. Se trata de personas que, cuando se ofenden, no resuelven activamente el problema, pero acaban haciéndote daño de forma encubierta tiempo después. Este es el estilo más dañino de todos y es importante aprender a reconducirlo hacia un comportamiento más asertivo, aprendiendo a comunicar lo que nos molesta con educación y respeto.

A continuación, te dejo algunas de las técnicas que más me gustan y que más utilizo en consulta para mejorar la asertividad:

Los mensajes del «YO»:

Se trata de una técnica muy útil para solucionar conflictos entre dos personas y poder generar un cambio en la conducta del otro. Habrás comprobado que, muchas veces, cuando le decimos a alguien que su conducta nos molesta, éste acaba molestándose y adoptando una actitud defensiva (produciéndose una concatenación de reproches en bucle) o bien, nuestro reclamo no surte efecto alguno. Quizás deberías cambiar el enfoque:

  1. En primer lugar, empieza por definir su acción en términos conductuales. Haz una definición descriptiva, pero específica y concreta de qué es aquello que te molesta y deseas resolver. Es importante que te centres únicamente en definir su conducta y no la intención, actitud o rasgo de personalidad que se esconde detrás. Ten en cuenta que a nadie nos gusta que «nos lean la cartilla», por tanto, si juzgas a tu contrincante, lo más probable es que éste se moleste, que empiece a intentar poner en marcha sus mecanismos de defensa y que por tanto, no te escuche.
  2. Después, explícale cómo te sientes cuando actúa así. Recuerda que no puedes juzgar. Empieza con una frase del tipo: «Seguramente no seas consciente o no te hayas dado cuenta, pero cuando tú haces X, yo me siento así….». Si comienzas por asumir la inocencia del otro, probablemente te escuche y pueda entenderte mejor que si comienzas con un reproche.
  3. Por último, propón una solución. Explícale cómo podría solucionar la situación valorando una alternativa a su comportamiento, que sea beneficiosa para ambos. Nuevamente, intenta ser lo más concreto y pragmático posible.

¿Cómo emplear los «mensajes del yo» para hacer una crítica?

Puedes utilizar el siguiente esquema:

LOS MENSAJES DEL YO
1. CUANDO TÚ…..
2. YO ME SIENTO…..
3. Y POR ESO, ME GUSTARÍA QUE….

Otras técnicas asertivas

  • La técnica del «sandwich»: Consiste en decir primero algo positivo, después algo negativo para acabar nuevamente con algo positivo o remarcando de nuevo lo que hemos dicho al comienzo. Ejemplo: Imagina que quieres decirle a un trabajador que necesitas que sea un poco más rápido trabajando ya que aunque trabaja bien, es poco eficiente.
    • Puedes decirle: «Estoy muy satisfecho contigo, eres una persona muy perfeccionista; sin embargo, necesitaría que intentases ser más rápido en tus funciones, aunque valoro mucho tu forma de trabajar y me alegro de contar con gente como tú».
  • El «disco rayado»: Consiste en ser persistente y en repetir lo que se quiere sin irritarse ni levantar la voz. El procedimiento consiste en repetir lo que se desea conseguir con voz tranquila, sin dejarse llevar por aspectos irrelevantes ante los intentos de desviar el tema por parte del interlocutor, insistiendo hasta que la persona acceda a nuestra demanda, acepte un compromiso o una negativa.
    • Ejemplo: “Sí, pero…”; “Sí, lo sé, pero mi punto de vista es…”; “Estoy de acuerdo, pero…”; “Sí, pero yo decía…”
  • El «acuerdo asertivo» o “aserción negativa”. Se utiliza ante críticas de nuestra competencia personal, nuestros hábitos o nuestra apariencia física, Consiste en responder a la crítica reconociendo que se ha cometido un error o admitiendo el contenido de la crítica, pero separándolo de «la etiqueta o juicio» (ser una buena o mala persona, por ejemplo), de forma serena, sin adoptar actitudes defensiva o ansiosas y, claro está, sin enfadarnos.
    • Ejemplo: “Sí, me olvidé de la cita que teníamos. Por lo general suelo ser más responsable…”; “Es cierto, no estuve muy acertado…”; «pero eso no quiere decir que no te tenga en cuenta».
  • La «pregunta asertiva» o «interrogación negativa. Al aplicarla al ser criticado, suscitamos nuevas críticas acerca de nosotros o más bien solicitamos información sobre nuestro comportamiento, de forma relajada y sin enfadarnos. Con su uso se facilita la aclaración del motivo real de la crítica, permitiendo diferenciar entre críticas intencionadas y necesarias de los ataques personales innecesarios. No implica una crítica hacia el interlocutor, pero indirectamente le invitamos a formular una nueva crítica y a examinar sus valores sobre lo que está bien y mal. Así pues, consiste en incitar la crítica para obtener información que o bien desacredite su intención o bien le permita fundamentar su crítica.
    • Ejemplo: «Entiendo que no te guste cómo actué el otro día…pero, ¿qué fue lo que te molestó exactamente?; ¿Qué hay en mi forma de ser que no te gusta?»
  • «El banco de niebla»: También denominada “acuerdo parcial”. Supone que los demás también tienen sentimientos y que pueden tener razones legítimas para hacernos las objeciones que nos hacen. Se utiliza para enfrentarse a las críticas que no se ajustan a hechos reales, sino que son subjetivas. Su uso permite aceptar las opiniones, deseos, sentimientos y objeciones de los demás aunque no los compartamos. Consiste en enfrentarse a las críticas sin negarlas y no contraatacando con otras críticas.
    • Ejemplo: “Es verdad lo que dices, pero aún así deseo…”; “Puede que tengas razón, pero…”
  • «Procesar el cambio»: Consiste en desplazar el foco de la discusión hacia el análisis de lo que ocurre entre nuestro interlocutor y nosotros mismos, dejando aparte el tema de la misma.
    • Ejemplo: “Nos estamos saliendo de la cuestión…”; “Nos vamos a desviar del tema y acabaremos hablando de cosas pasadas…”
  • «El aplazamiento asertivo»: Consiste en aplazar la respuesta a la afirmación que intenta desafiarnos hasta que nos sintamos tranquilos y capaces de responder a ella apropiadamente.
    • Ejemplo: «Sí…entiendo lo que dices, pero ahora no es buen momento para hablarlo»; «Es mejor que hablemos de esto cuando estemos más tranquilos».

No hay nada malo en el poder si se usa correctamente, lo que hace falta es la comprensión de que el poder sin amor es temerario y abusivo, y el amor sin poder es sentimental y anémico.

Martin Luther King

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